Últimos minutos, partido igualado, pulsaciones a tope, jugadores que buscan protagonismo, otros que prefieren pasar a segundo plano,....y un entrenador que decide a quién otorgarle la presión de la gloria o del fracaso. Esa combinación de rendimiento, egos y business es la que permite la creación de ÍDOLOS, o de figuras de barro. Curiosamente cuando un equipo tiene claro quién es THE MAN, todos reman en esa dirección y no se atisban dudas ni en el banco ni en el campo. Pero, cuando no está definido MERIDIANAMENTE CLARO surgen las dudas ante el error, o incluso los celos ante la elección, y con ello la disminución del rendimiento colectivo. Os invito a jugar a definir quién es quién en el Barcelona, en el R. Madrid, en Los Lakers, o en España, y hallaréis una interesante cuestión acerca del rendimiento colectivo en situaciones límite. Gracias por leerme y seguimos en Twitter en @MiguelMartinL